"Orchid" Alanis Morrisette
Cuida tus pensamientos...
… porque se volverán palabras
Cuida tus palabras...
… porque se volverán actos
Cuida tus actos...
… porque se harán costumbre
Cuida tus costumbres…
… porque forjarán tu carácter
Cuida tu carácter…
… porque formará tu destino
Y tu destino será tu vida
Mahatma Ghandi
Un domingo que he decidido tomarme para estar en silencio, observando mis pensamientos y advirtiéndoles de que aquí mando yo, y no ellos. Y me está resultando divertido. Eso de estar callada, y observando mis pensamientos tiene su qué.
Algunos son recurrentes de las últimas semanas, pero también hay nuevos. Al despertar, recordaba lo que había soñado (ahora ya no) pero concretamente una frase "ardo en palabras" y sé que en el contexto del sueño indicaba que tenía mucho que decir y muchas ganas de hacerlo. Y también a quién.
Hace unos cuantos años tuve un compañero de trabajo que me gustaba mucho. Yo, como era una cazadora, hice lo que sabía hacer, o lo que creía que sabía hacer, intenté que se fijara en mí. Pero de una forma torpe, directa y sin disimulo a sus ojos. El chico, no se sentía atraído por mí, pero era "yin" o lo que yo califico como persona reacia a manifestar sus deseos abierta y claramente. Y me dejó hacer...hasta que yo me dí cuenta por mi misma de que le atraía tanto como un filete de pescado hervido.
Con el tiempo, me dí cuenta de que me hacía falta practicar muchísimo más en la seducción. Pero de eso hablo otro día. Y siempre me quedó el recuerdo agridulce de haber hecho el ridículo a cambio de un paseo cogidos de la mano. Él tenía novia entonces (recuerdo su nombre)
Pues bien, todo este rollazo, para contarte que esta semana, esperando a cruzar un semáforo, lo ví cruzar hacía mi acera. Nuestras miradas se cruzaron directamente, pero él no me reconocío (y no lo fingió) yo, como si le hubiera visto el día anterior, le dije: "hasta luego Juan" (no se llama así, evidentemente) Volvió a mirarme, y pude ver los pasos que dio su cerebro:
1.- ¿Quién es esta?
2.- Me es familiar...¿de qué me suena?
3.- ¡Mírala! aquella chica...¿cómo se llamaba?
Entonces, esbozó una tranquila sonrisa (todo él era tranquilo) Yo no me moví de la acera, esperé a que él llegara. Estuvimos hablando unos minutos...¿tal vez cinco?
Rápidamente nos pusimos al día de lo relevante y no demasiado íntimo de nuestras vidas. Aunque yo, sí fuí un poco más allá dado que él me dio pie. Tampoco más allá, no vayas a creer. Me refiero a qué le hablé más de tú a tú, cruzando la fina línea de lo trivial y frívolo con que hubiera hablado a cualquier otro compañero de trabajo de aquél entonces.
Me dijo que se había casado, pero que no tenían hijos. Que lo estaban pensando y no se decidían. Yo le dije que estaba divorciada, que tenía un hijo, y le dije qué opino sobre la maternidad/paternidad. (Nota: no sé por qué siempre que tengo ocasión, manifiesto mi opinión sobre tener hijos, sabiendo que se sale de lo normal, de lo convencional, de lo políticamente correcto....ayer leí algo que me gustó: comparte tu experiencia con quién pueda recibir inspiración a través de ella, y me encantó)
Mientras charlábamos, le observé con detenimiento la cara, la expresión de sus ojos, su voz, intenté ver qué captaba de su energía...y llegué a una conclusión: no tenía que ser nada entre él y yo. Así que pude sentirme bien, y despedir la bruma con un ligero toque de melancolía con la que a veces le recordaba.
Últimamente ando dividida entre seguir con este blog o no. Por un lado, me gusta escribir, y me gusta explicar mis cosas entremezclándolas con mi punto de vista sobre ellas y sobre todo en general; pero no tengo tiempo y tampoco muchas ganas de seguir escribiendo. Y además, no me gusta el hecho de ver que hay personas que sólo leen. No me dejan comentarios. Me gustan los comentarios, no solo porque alimentan mi ego, sino porqué así puedo ver qué piensa quién me lee sobre mis escritos (si gustan, si no, si aburren...) además, y quizá esto es lo que más me mosquea, si veo que se me lee, pero no hay ningún comentario, la sensación de estar aireando mi intimidad en un balcón de la plaza mayor de un pueblo, es inquietante.
Sinceramente, creo que lo que me ocurre ya no es tan interesante como para escribir un blog sobre ello...o quizá se trate de que me abandonó la inspiración. Sería muy probable.
Así que no sé, supongo que todo tiene su momento, y el final de Mi plan de viaje ande cerca. Y es que al fin y al cabo, todo son etapas que abrimos y cerramos.