domingo, 21 de septiembre de 2014

"MI SEXUALIDAD NO ES MI PECADO. ES MI PROPIO PARAÍSO"

Ayer recibí una petición de amistad en facebook. Sin contactos en común. Al preguntarle como había llegado a mi perfil, me dijo "Te encontré entre las cosas de Sergio"
Le pregunté qué Sergio. Me fui al perfil de Sergio. Y recordé que es un contacto que añadí hace menos de 3 meses.

Y entonces, conocí...viví...descubrí...la historia de Sergio.
A Sergio, le encontraron una foto de su novio. Y la presión fue tal, que el pasado 4 de agosto, se lanzó desde la azotea de un centro comercial.
Tenía 16 años.
La persona que me pidió amistad, fue Jhon Cifuentes y suya es la sentencia "Nada debe quedar en el anonimato" con la que estoy absolutamente de acuerdo. Y si se reflexiona sobre ello, se llega a la misma conclusión. ¿A quién protege el anonimato? A las personas responsables.
No tengo palabras para expresar qué siento, sabiendo que hace menos de 2 meses, un chico de 16 años, se suicidó por amar a una persona de su mismo sexo.


Recuerdo cómo llegué al perfil de Sergio  Recuerdo el primer "like" que le di. Lo que pensé cuando leí el artículo que el compartió sobre el suicidio (ahora sé que ya entonces lo barruntaba...)

¿Qué estamos haciendo? En serio, ¿qué nos pasa? Un adolescente se ha suicidado por sentirse atraído por otro chico. Un chaval nueve años mayor que mi hijo.
¿Qué problema tenemos con el amor y con el sexo?

Si sólo he estado sexual y sentimentalmente, ligada a hombres, pero un día me enamoro de una mujer, Qué soy ¿heterosexual o lesbiana? ¿Importa la maldita etiqueta?
¿Dejo de ser homosexual, si únicamente me siento atraído sentimental y sexualmente por hombres, pero un día, una mujer llega al fondo de mi ser y deseo hacer y manifestar el amor con ella?
¿Se es gay por establecer vínculos emocionales sólo con mujeres pero sintiendo deseo sexual por hombres?


¿Qué importancia tendrán las putas etiquetas? Gay, lesbiana, hetero...

Creo que URGE una profunda reflexión a nivel individual. Esa indulgencia en la que caemos para justificar nuestros prejuicios, nuestras torpezas con la educación de nuestros hijos, nuestras vergüenzas para aceptar y emitir un piropo de una persona de nuestro mismo sexo...
Sergio, dejó cartas de despedida. Dejó también, una despedida en su muro. La vi ayer. El desconsuelo que sentí, me hace pensar en la impotencia de su madre.
Se llamaba Sergio David Urrego y lo qué me hizo pedirle amistad, fue que tenía una mente y una manera de entender la vida....maravillosas

Gracias por tu paso. Gracias por coincidir en algún momento conmigo.


"No quieras ser uno más, para mi tú eres especial.
Recuerda: nadie ha dicho que esto fuera fácil, pero antes de pensar, grita, grita hasta que todo el mundo te oiga. Hasta que el miedo se vaya de tu cuerpo"

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