jueves, 21 de octubre de 2010

GRANDES MENTIRAS I


"I look to you" Withney Houston


Imagina que subes a un coche. Arrancas el motor, y gradualmente vas aumentando la velocidad. Y cuando llegas a los 150 km/h, algo te obliga a reducir la velocidad hasta los 40 km/h en tan poco tiempo que dejas neumático en el asfalto.

Algo parecido es lo que me hace escribir esta entrada, esta noche de jueves. Me encuentro introduciendo orden, hábitos, rutina en mi caótica vida. Pero he tenido que detenerlo todo, para sentarme hoy y escribir.

Creo que el ser humano es el peor enemigo del ser humano. Algunos formularon grandes mentiras que otros convirtieron en grandes axiomas. Pasando de generación en generación, de padres a hijos, de amigos a amigos.
La ciencia aboga por comprobar y demostrarlo TODO, por ensayo y error hasta la saciedad. Si no, sencillamente, no existe.

Las últimas semanas me he hartado de oír "no puedes controlar de quién y cuándo nos enamoramos" Primera GRAN MENTIRA. Se puede controlar. Hay dos factores clave: el tiempo y la mente. Ambos, serán nuestros mayores aliados o enemigos. O ambas cosas a la vez. Sí que creo en que hay un punto de "no retorno" y ése punto llegó demasiado pronto, como una furiosa tormenta de verano...no lo ví llegar. Tampoco hubiera frenado.
Dediqué tiempo y pensamientos. Si no lo hubiera hecho, no estaría escribiendo esto hoy.

En mi caso han sido mis enemigos en una primera etapa. Y digo esto, porque son los responsables de hacer que la felicidad, y la emoción se hayan convertido de forma gradual pero inexorablemente en insatisfacción primero, y en sufrimiento después. Ahora, es el momento de convertirlos en mis mayores aliados.

Cuando me divorcié, no fuí consciente del tiempo que iba a necesitar para reubicarme. Ha sido al mirar atrás, al encontrarme de nuevo con las compuertas bajadas, cuando he sido consciente de que he necesitado dos años para sentirme preparada para volver a enamorarme.
Sí, me he enamorado. Pero no es el momento (tiempo) y posiblemente no de la persona "correcta" (mente) no voy a ahondar más en detalles.

Toda experiencia vivida, dolorosa o satisfactoria, entraña una lección que aprenderemos. Algunos a fuego, y otros olvidarán a la misma velocidad que la Tierra gira sobre si misma.
Sé que una cosa es que te adviertan de los peligros, y otra que algunas personas aprenden a base de experimentar en carne propia. Yo soy de estas últimas. Sabía que la capacidad de amar del ser humano es ilimitada...pero, experimentarla por mi misma no tiene precio.

Después de todo lo que he vivido, creí que mi cota de amor estaba agotada, o cuando menos, su calidad había mermado, dejándome sólo capacitada para pequeñas dosis de amor. No creí que quedase en mi la explosión de un enamoramiento que nos hace comportarnos como enfermos, obsesos, torpes, tímidos. Estaba equivocada.
Y después de todo, puedo decir que el haber comprobado por mi misma que el amor que hay en mí, está intacto, no tiene precio. Para quien sea que llegue a mi vida...o para morir conmigo.

Siendo fiel a mi filosofía, esta lección ha tenido un maestro. Una persona que se ha cruzado en mi vida (síiiii, este del que me he enamorado) ha sido gracias a él que he experimentado que el amor de una persona es INFINITO. Que no importa cuánto daño te hayan hecho. Se regenera milagrosamente. Una y otra vez.

Pero cuando te subes a un bote, has de mover los dos remos en la misma dirección, al mismo tiempo y con idéntica intensidad. Si no lo haces, no avanzarás, y lo que es peor, darás vueltas sobre ti mismo....y no avanzar en la vida es terrorífico, porque el tiempo no perdona, y va a avanzar igual, lo hagas tú o no.

Hay quién me lee, a pesar de que los que se animan a dejar su huella aquí sean pocos. No importa. A todos os digo, que no estoy "destrozada" estoy triste. Pero lo estoy porque de igual manera que tuve claro en seguida que me había enamorado (hay quién me ha dicho: "pero si es muy pronto") tengo la certeza de que la historia hubiera sido hermosa. A veces no estamos preparados, otras el miedo nos paraliza. No importa cuál es la razón. Lo que importa es que ahora no puede ser.

La historia podría continuar, es cierto. Pero presumo cuál sería su final, y en última instancia no quiero acabar DESTROZADA una vez más. Todos tenemos el derecho de mostrar nuestras condiciones, y todos tenemos el derecho de aceptarlas o no.

Y ese "no puede ser ahora" es el que me hace aliarme con el tiempo y la mente.

Tiempo para pasarlo ocupada en mi vida, mi trabajo, mi hijo, mis otras obligaciones, mis causas humanitarias, mis otros dos blogs, mis amigos, mis hobies...

Mi mente, ésa que no ha parado de darme por saco estas semanas, saboteando cualquier pensamiento que no fuera "él", ésa que no me ha dejado pensar en nada más, la misma que me ha jugado malas pasadas de memoria, de insomnio, de sufrimiento. Mente que me ha encerrado en una jaula con una rueda y me ha hecho subirme a ella y correr y correr sin moverme de lugar, llevándome hasta el agotamiento. Ésa mente es la que ahora ha de ayudarme a coger este dolor y convertirlo en un salvavidas que no va a permitir que yo sufra más.

¿Cómo me siento? Triste porque siento que ha durado demasiado poco (si es que es hora de terminarlo...) un poco avergonzada, porque la única responsable de haberla cagado, soy yo. Y abochornada también, por haberme dejado llevar de esta manera tan escandalosa e irresponsable.
Angustiada porque no quiero entrar en un bucle de obsesión y sufrimiento (bueno, en realidad llevo en él unas semanas, pero lo compensaba el verle)
Asustada, porque no sé cuánto tardaré esta vez en volver a abrirme. Ahora mismo, mi impulso más feroz, es cerrar filas, y volver a emanar una simpatía y ganas de vivir fictícias. Creo que es más una cuestión de supervivencia.

Y poco más. Que realmente no sé qué va a ocurrir a partir de aquí.

Hace poco, oí una opinión sopbre la gente que escribimos en un blog; nos tachó de frustrados incapaces de relacionarse socialmente de una forma "normal" (puto concepto)
Para mí es terapéutico. Me alivia saber que hay personas que leen mis pensamientos. Todos los tenemos, todos tenemos experiencias tristes, felices. No soy un bicho raro por escribir aquí sobre algunas de las cosas que vivo. Al menos no me siento así.
El día que me canse o que cambie de opinión, dejaré de hacerlo. Digo esto, porque esta entrada habla de algo que considero muy personal, pero no por ello voy a dejar de seguir el impulso de sacarlo, ni a renunciar a lo tranquila que me he quedado al cerrar la entrada.

Imagen tomada de: http://elmundodewilhemina.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario