martes, 2 de diciembre de 2014

...Y ME VÍ




A veces te crees capaz de erguirte frente a todo y a todos. Crees que tu verdad será suficiente para acallar voces que disfrazan su miedo, su rabia o su dolor, de "otras cosas"
Pero a veces crees mal.
A veces, no te mides las fuerzas y se han quedado por el camino.

Antes de tener a mi hijo, tuve un aborto. Intentando no perderlo, el ginecólogo me ordenó reposo absoluto. Me "ordenó" porqué nos dijo que si queríamos ese hijo, yo no debía moverme de la cama/sofá, ni alterarme con nada durante, cómo mínimo, 6 semanas. Estuve tres semanas entre la cama y el sofá, sintiendo contracciones porqué ese ser, no iba a quedarse. Finalmente, no pudo ser.

Cuando salí de la clínica, el ginecólogo le recomendó a mi pareja, que procurara que yo estuviera feliz. Así que a los poquitos días, fuimos a la playa. Y yo, como siempre, me fui a nadar sola. Lo malo es que cuando estás tres semanas en cama, pierdes masa muscular. Yo ni pensé en eso y me metí a nadar. Nadé y cuando me cansé, decidí volver. Y no pude.

Había tres chicos nadando a medio camino de donde me encontraba yo y la orilla. Pero yo no tenía aire para llamarles. Sólo intentaba mantenerme a flote. Uno de ellos se fijó en mi. Y bueno, recuerdo cuando intentaba volver y me di cuenta de que no podría, pensé entre asustada e irónica "Con lo que yo he nadado en mi vida, con lo que me gusta el agua y me voy a ahogar a pocos metros de la orilla"
Nunca más me he vuelto a alejar demasiado de donde hago pie.

No tuve en cuenta mis fuerzas. Y casi me ahogo.

Y es que es eso...que a veces no medimos nuestras fuerzas y creemos estar preparados para responder a cualquiera. Y así nos vamos dando. Cómo yo me di al mar. Regalando nuestra vulnerabilidad a inconscientes. Pero nosotros también pecamos de inconscientes, porqué no revisamos cada cierto tiempo si seguimos estando a punto y si nuestras fuerzas están ahí. Listas para protegernos cuando y cómo haga falta.Y no lo estamos... Y cuando llega el tal cualquiera, te coge en bragas y te quedas ahí... herida. Te replegas sobre ti misma. Y no quieres contárselo a nadie, porqué no nos han enseñado a acompañar y sin querer, empezamos a llenarlo todo de palabras y frases que son más invasivas que otra cosa.

Hoy me han dado un muy buen consejo, que ligado a un comentario que me dejaron el domingo en un post, me ha traído a este estado meditativo.

Debo aprender a no ir con el corazón en las manos.
Tengo que aprender a no mostrarme desnuda.Es importante que aprenda cuánto, cuándo y cómo darme.

Me pregunto qué habréis pensado todo este tiempo los que habéis sido espectadores de cómo me he desnudado, de cómo he ido paseando mi corazón en mis manos en fb...En realidad no me lo pregunto. Es una forma de hablar.
Por alguna razón, ahora mismo, no necesito conocer opiniones ajenas sobre mi.


No hay comentarios:

Publicar un comentario