viernes, 1 de junio de 2007

Ángeles


Hoy es un día triste. Ayer, hablando con una persona muy especial para mí, me acordé de que estoy sola y de que sólo tengo a mi pareja; no tengo a nadie más...ni familia, ni amigos-as íntimos con los que poder contar en cualquier momento y para lo que sea.

Tenemos una cierta tendencia a no tratar todo lo bien que se merecen a quienes comparten todo con nosotros. Esas personas, que comparten su tiempo, su alma, su alegría, su intimidad, sus mejoras con nosotros; que se dedican a cuidarnos en los malos momentos, a remontarnos cuando nos quedamos en el fondo, a recordarnos lo especiales y valiosos que somos cuando nos olvidamos de ello o estamos mirando hacia otro lado, a quienes nunca enviamos targetas o emails agradeciéndoles su amor, su amistad, su cariño, su comprensión, su compañía...

Sin embargo, los humanos somos así. No solemos tratar todo lo bien que se merecen, ni solemos comportarnos con todo el amor, la ternura, la dulzura, el cuidado y benevolencia con estas personas que son nuuestros ángeles de la guarda.

Quiero pedirle perdón a mi propio ángel de la guarda, por no reservar mi mejor cara sólo para él, por no darle siempre mis mejores sonrisas, ni mis mejores tonos de voz, por haber abusado de la confianza que nos otroga el dia a día, y mostrarme a veces taciturna, otras enfadada de forma injustificada, por abusar de su infinita paciencia, por hacerle daño...de todas las personas que conozoco es la que menos se lo merece.

Ya va siendo hora de empezar a poner en práctica las sabias lecciones que voy aprendiendo.

Me hago la firme promesa de cuidarte, tratarte y comportarme contigo como realmente mereces. Si no cuidamos lo bueno que tenemos en nuestra vida, acaba por desparecer. Y lo que yo deseo para mí es todo lo contrario: que permanezcas en mi vida el máximo tiempo posible.

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